4.10.10

180, el Ómnibus de la muerte


Son las 21.30 y estoy en la plaza que está enfrente del Luna Park.
Allí comienza el recorrido del colectivo 180, un colectivo de la muerte que atraviesa la capital y casi todo el partido de La Matanza. Un recorrido que se pone medio pesado cuando hace la primera parada "de comercio".
En los kilómetros que dura su trayecto, el 180 recorre las villas y los asentamientos mas activos en el comercio de estupefacientes. La parada mas caliente para la compra de paco es sobre la Avenida Eva Perón, en Mataderos, justo enfrente de la Ciudad Oculta.
Mientras aspiro los efluvios de la destartalada carrocería del Mercedes, suben los adictos, sus dosis todavía frescas, tal como se les nota en los ojos.
También están los que bajan a comprar la suya, y entre ellos se mezclan también algunos cacos con cara de pocos amigos. Zapatillas con resorte, corte tapita y rosario al cuello.


A 35 o 40 cuadras de haber cruzado la General Paz, llegué con el 180 a la rotonda de La Tablada, emplazada en el predio que ocupaba el regimiento nº3 de Infantería  (el que fue tomado por el Movimiento Todos por la Patria en el ocaso del gobierno Alfonsinista) que hoy está en su mayor parte abandonado, aunque un área la ocupa el hiper-mercado Wal-Mart.
Justo frente al supermercado hay un complejo habitacional de cientos de monoblocks desprolijos y sucios, con muchas banditas de chicos en los descansos y en los halls de los monoblocks, o por lo menos, es lo que se puede apreciar desde el bondi, cuando vi a una chica llorando en la parada mientras dos chicos (cuchillo en mano) cruzaban corriendo la Avenida Crovara con su cartera en la mano.
A todo esto eran las 22.45 y estaba a las puertas de una de las peores zonas del recorrido, la que va desde la estación Villegas (donde empieza Puerta de Hierro, una de las villas mas peligrosas del conurbano) hasta Crovara y Cristianía. Como si estuviera viviendo el Resident Evil 4, decenas de chicos zombies van vagando sin rumbo, se cruzan con el colectivo y, a la altura del ramal 4 y Crovara, se suben.
Son cuatro y están mas drogados que 100 clones de Maradona juntos: Uno de ellos no tiene más de 11 años. 
Ninguno paga: solo le muestran al chofer una fotocopia de un certificado de discapacidad de esos que te venden en la puerta de la estación Retiro por 50 pesos y sirven para viajar gratis por la Argentina. 



Los ojos a punto de explotar, la dicción apenas distinguible y casi similar al espasmo de un perro enfermo, uno de los paco-adictos se pone a gritar. Sus compañeros tratan de calmarlo y, aunque no llego a entender bien lo que está diciendo, una sensación horrible recorre mi cuerpo. 
A las 15 cuadras los chicos se bajan: en mis retinas quedan grabadas claramente esas bocas llenas de llagas, sus manos con manchas y esas pipas improvisadas con fierritos de antenas.
En Cristianía y ruta 21 empieza Gregorio de Laferrere. A la derecha campo, campo, campo; a la izquierda, casas de chapa, madera, cartón y lo que venga, más urbanidad y nuevamente empieza el desfile de zombies.
Acá, en estas coordenadas del espacio bonaerense, es donde te das cuenta que ningún gobierno va a hacer nada nunca para paliar esto: una generación perdida por la basura del paco, muertos vivientes esperando la crisis pulmonar o el tiro en la cabeza sin que a nadie le importe nada.
Seguí por la ruta 21 y el panorama se parecía. Así hasta llegar al cruce con la ruta 3 en Gonzalez Catán, donde decidí bajarme porque ya era mucho para mí, siendo las 23.45.





NOTA

Alexis nació en 1985 en Pilar provincia de Buenos Aires, en plena primavera alfonsinista. Ya desde pequeño descubrió su pasión por el periodismo que se fue acrecentando poco a poco. A los ocho años su padre le regaló un grabador portátil donde se divirtió haciendo entrevistas a sus familiares, vecinos, amigos y los sacerdotes del colegio salesiano donde cursó sus estudios. Luego de finalizar la secundaria en 2003, parte a Estados Unidos para afianzar su carrera en el periodismo de investigación. En marzo de 2010 regresa a su país natal con un flamante título de periodismo de Investigación otorgado por la S.I.P.
En la próxima crónica Alexis visita la tribuna del Deportivo Morón.



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